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¿Dónde está la verdadera Iglesia?

POR DAVID C. PACK

¿Edificó Cristo una Iglesia unificada y organizada? — ¿o está su Iglesia dividida? Él dijo: “edificaré MI IGLESIA” —no “iglesias”, “asociaciones”, “sectas”, “denominaciones” o “comunidades de creyentes”. Él prometió que las “puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. ¿Dónde está y cómo es ella identificada? ¿Qué es y por qué existe? Usted no necesita estar confundido. ¡He aquí las respuestas claras!

Jesucristo declaró: “Edificaré mi iglesia” (Mat.16:18). ¡Sin importar cómo lo interpreten los hombres, este versículo habla de una sola iglesia! Cristo continuó: “Y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Él prometió que su Iglesia nunca podría ser destruida.

Más de 2.000 organizaciones eclesiásticas que se profesan cristianas en los Estados Unidos han sido “edificadas” por hombres. Otra iglesia es comenzada cada tres días. Los cálculos colocan el número de cristianos profesos por encima de 2 billones. Y aunque la asistencia a las iglesias parece estar aumentando, no lo está haciendo tan rápido como lo está haciendo la confusión que rodea a la pregunta de cuál es la iglesia correcta.

Aunque se ha dicho, “no puede ser que todas estén equivocadas”, es más correcto decir, “no puede ser que todas estén correctas”. Si Cristo edificó su Iglesia como Él dijo, entonces ésta puede ser encontrada en algún lugar de la tierra hoy día — y esa es la única iglesia correcta. Pero debemos preguntar: ¿cómo la encontramos? — ¿qué estamos buscando? — ¿cómo la identificamos? — ¿cómo la reconocemos si la vemos?

Mi madre me exigía que leyera muchos libros cuando estaba creciendo. Pasé muchos veranos leyendo sus asignaciones de “un libro por semana”. Disfruté muchos de ellos y estoy muy agradecido porque ella haya hecho esto. En ocasiones, quizás dos o tres veces, tomé la Biblia y traté de leerla. Pero jamás llegué muy lejos, porque ésta no tenía sentido para mí. Simplemente yo no podía entender la Biblia.

A pesar de esta falta de entendimiento, cuando cumplí dieciséis, fui “confirmado” en la iglesia en la que había nacido. Recuerdo haber estado brevemente delante de un panel de “diáconos” para responder algunas preguntas, las cuales ya no recuerdo. Lo que sí recuerdo es haber hecho una especie de afirmación general acerca de esa denominación, pero también recuerdo que yo no estaba ni remotamente preocupado respecto a si estaba en la iglesia correcta o no, o a si yo estaba cumpliendo la definición de la Biblia de un cristiano.

Ninguna de estas preguntas me interesaba a mí en lo absoluto. Yo creía vagamente que Dios existía, pero Él no era real para mí. Ciertamente nunca había tratado de establecer una relación personal con Él o de encontrar su verdadera Iglesia. No oraba ni estudiaba su Palabra para obtener guía o instrucción doctrinal. Estas preocupaciones no entraron a mi mente sino hasta un año y medio después, en 1966, cuando escuché una poderosa voz en la radio, la cual me introdujo a la declaración de Cristo en Mateo 16:18.

Comencé a preguntarme dónde podría encontrar esta verdadera Iglesia. Comprendí inmediatamente que ésta tenía que existir porque, a través de un estudio básico, llegué a entender la promesa de Cristo de que ésta permanecería y que no podía ser destruida.

Tradiciones de hombres

Cristo dijo: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mat. 15:9). En el recuento paralelo de Marcos, Él continuó: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra TRADICIÓN” (Marcos 7:9).

El cristianismo del mundo está lleno de tradiciones. Una de las más grandes es la perspectiva tradicional de la Iglesia del Nuevo Testamento. La mayoría de los ministros, teólogos y religiosos típicamente definen a la iglesia en esta forma: “Todos aquellos quienes sinceramente creen en Jesucristo como su Salvador componen la verdadera Iglesia”. Esto es frecuentemente seguido con una declaración muy conocida: “Hay muchas rutas hacia el cielo” o “hay muchos rayos en la rueda de la salvación”. Aunque la Biblia no enseña que el cielo sea la recompensa de los salvos, la clara implicación de esta declaración es que las personas pueden creer lo que quieran, o ser parte de cualquier grupo que ellas escojan y aún ser un cristianas — aún recibir cualquier cosa que sea la salvación. Aunque las personas pueden creer sinceramente estas ideas tradicionales, ¡ellas están sinceramente equivocadas!

Mi investigación me guió a la PRUEBA absoluta de dónde estaba la Iglesia que Jesucristo prometió edificar. Aprendí que esta Iglesia podía ser cuidadosamente trazada a través de casi 2,000 años de historia del Nuevo Testamento. Fui conmocionado. No podía creer que la Biblia fuera tan clara en un tema que confunde a tantos.

Su Biblia declara: “Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias (el contexto demuestra que esto se refiere a todas las congregaciones de la verdadera Iglesia, no a todas las organizaciones de hombres) de los santos” (I Cor. 14:33).

La Iglesia de Dios (compuesta de muchas congregaciones de santos) había de reflejar paz — no confusión. Usted no necesita estar confundido acerca de la identidad de la verdadera Iglesia. Dios ordena: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (I Tes. 5:21). Aunque esto ciertamente se refiere a los asuntos bíblicos (no al auto que usted conduce o a la casa que usted compra), ciertamente sí dice que “TODAS las cosas” no “algunas cosas” deben ser examinadas. Ciertamente Dios no excluiría algo de tal magnitud — de tan vital importancia — como lo es el asunto de dónde se encuentra su verdadera Iglesia. ¡Y Él nunca les diría enfáticamente a las personas que probaran cosas que no pueden ser probadas!

Mientras más estudiaba las otras doctrinas de la Biblia, más aprendía que las iglesias de este mundo estaban equivocadas — ¡virtualmente EN

TODO! Una escritura tras otra contradecía cada idea tradicional “cristiana” que me había sido enseñada. Estaba maravillado — de hecho impresionado — por lo fácil que era encontrar pruebas directas, claras e innegables de que incluso las tradiciones más populares de las grandes denominaciones no estaban basadas en la Biblia — ¡en lo absoluto!

Cada vez que yo estudiaba una doctrina bíblica — la salvación, el bautismo, quién y qué es Dios, el evangelio, el infierno y la muerte, la ley y el pecado, la gracia, en nacer de nuevo, el sábado cristiano, el verdadero origen de las supuestas fiestas “cristianas”, dónde se encuentran hoy las tribus modernas de la antigua Israel, la secuencia de eventos proféticos que preceden el regreso de Cristo y muchas más —¡yo obtenía pruebas innegables de lo que la Biblia enseñaba en realidad! estaba emocionado y fascinado. Encontré que las iglesias de este mundo estaban invariablemente confundidas en todos estos y muchos otros puntos claros de la Biblia. Llegué a comprender que debía haber una iglesia que creyera y practicara correctamente todas las doctrinas de la Biblia.

Me enteré de que esta Iglesia existía, y de que la prueba para identificarla y apartarla de todas las iglesias de la principal cristiandad reconocida no era distinta a la prueba de cualquier otra doctrina bíblica.

Una pequeña manada perseguida

Cuando les hablaba a sus discípulos acerca de la importancia de buscar el reino de Dios, Cristo dijo: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lucas 12:32). De ninguna manera pueden las iglesias conformadas por millones de personas, sin mencionar más de 2 billones, ser consideradas una “manada pequeña”.

Cristo entendió que su Iglesia — su manada pequeña — sería perseguida y despreciada por el mundo. Justo antes de su crucifixión, Él advirtió: “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Juan. 15:20). En el versículo anterior del contexto, Jesús les había recordado a sus discípulos: “yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”. Cristo fue perseguido, hasta el punto de una horrible crucifixión después de una noche de brutal tortura. ¡Por tanto, la verdadera Iglesia también podría esperar ser perseguida — y odiada! Aquellos dentro de ella no son “del mundo”. El mundo percibe esto y los odia por ello (Rom. 8:7). Cristo usó a Pablo para registrar: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (II Tim. 3:12). ¡La palabra “todos” significa exactamente eso!

Considere lo que recién hemos discutido. ¿Cuántas iglesias puede usted nombrar que sean pequeñas, perseguidas y no de este mundo — e incluso odiadas por ello? Piense acerca de las que usted conoce. ¿Acaso alguna encaja en esta descripción? ¡Seguramente no muchas!

La importancia del nombre de la Iglesia

Las iglesias del mundo tienen muchos nombres diferentes, los cuales se derivan de diferentes formas. Estos incluyen las doctrinas particulares que ellas enseñan, los nombres de los hombres quienes las fundaron, el tipo humano de gobierno en la iglesia que tienen, su ubicación, o sus intenciones en tamaño y alcance, como universal o católica — a fin de ser consideradas de gran alcance.

En la noche de su traición, Cristo oró por su Iglesia: “Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos EN TU NOMBRE, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba EN TU

NOMBRE…Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:11-12, 14-17).

Hay doce lugares separados en los que el Nuevo Testamento registra que la verdadera Iglesia ha sido mantenida en el nombre del Padre —Dios. Los primeros cinco se refieren a la Iglesia entera, o el Cuerpo de Cristo como un todo. Los siguientes cuatro hablan de una congregación local en específico, usando el mismo término “Iglesia de Dios”. Esto se puede referir a la Iglesia de Dios en Judea o Corinto, etc. Las últimas tres referencias hablan colectivamente de todas las congregaciones locales individuales combinadas. Todas estas referencias usan el término “Iglesias de Dios”.

(1) Hechos 20:28: Este versículo es instrucción a los ancianos de “apacentar LA IGLESIA DE DIOS”.

(2) I Corintios 10:32: “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a LA

IGLESIA DE DIOS”.

(3) I Corintios 11:22: “… ¿o menospreciáis LA IGLESIA DE DIOS, y avergonzáis a los que no tienen nada?”

(4) I Corintios 15:9: Pablo le escribió lo mismo a dos congregaciones: “porque perseguí a LA IGLESIA DE DIOS”.

(5) Gálatas 1:13: “perseguía sobremanera a LA IGLESIA DE DIOS”.

(6) I Corintios 1:2: “LA IGLESIA DE DIOS que está en Corinto”.

(7) II Corintios 1:1: “LA IGLESIA DE DIOS que está en Corinto”.

(8) I Timoteo 3:5: Pablo hace referencia a cualquier anciano en una congregación local: “Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de LA IGLESIA DE DIOS?”

(9) I Timoteo 3:15: “…conducirte en la casa de Dios, que es LA IGLESIA DE

DIOS DEL DIOS VIVIENTE”. Este versículo le añade una palabra descriptiva a Dios al usar el término ‘viviente’.

(10) I Corintios 11:16: “…No tenemos tal costumbre, ni LAS IGLESIAS DE

DIOS”.

(11) I Tesalonicenses 2:14: “Porque vosotros…vinisteis a ser imitadores de LAS IGLESIAS DE DIOS en Cristo Jesús que están en Judea”.

(12) II Tesalonicenses 1:4: “Tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en LAS IGLESIAS DE DIOS”.

En la era moderna, por razones corporativas, la Iglesia puede usar un nombre adicional para distinguirse a sí misma de las otras “Iglesias de Dios” — aquellas que simplemente se apropian del nombre de Dios, pero que no obedecen sus mandamientos, ni creen en sus verdaderas doctrinas, ni hacen su obra. El Sr. Herbert W. Armstrong, el líder de la Iglesia en el siglo XX, escogió el nombre Iglesia de Dios Universal y antes que ese, La Iglesia de Dios de la Radio. Nosotros hemos escogido el nombre La Iglesia de Dios Restaurada.

Así como varias denominaciones pueden tener unas cuantas doctrinas correctas mezcladas con mucho error, algunas se apropian del nombre de Iglesia de Dios. Este folleto explicará más adelante por qué algunas pocas iglesias tienen una cantidad significativa de verdad, pero eligen aceptar una variedad de falsas doctrinas. ¡Sólo una iglesia sobre la faz de la tierra tiene el nombre correcto y enseña todas las muchas doctrinas verdaderas adicionales que la Biblia enseña! Recuerde que Cristo oró: “Santifícalos en TU VERDAD; tu palabra ES VERDAD”. ¡La Iglesia a través de la cual Cristo trabaja, y a la cual Él guía y dirige, es santificada — apartada— por su creencia en la pura verdad de la Palabra de Dios!

Además de llevar el nombre “Iglesia de Dios,” hemos visto que la verdadera Iglesia ha salido del mundo, es pequeña y perseguida, hasta el punto de ser odiada por el mundo. ¡Ésta Iglesia, además, es apartada por sus CREENCIAS y PRÁCTICAS — las cuales están de completa conformidad con la VERDAD de la Biblia!

Unificada a través de la palabra de Dios

Los hombres tienen sus propias definiciones discordantes de lo que la Iglesia es en realidad, pero sólo la definición de la Biblia — la definición de Dios — es la que cuenta. Léala por usted mismo. Pablo le escribió a Timoteo: “…sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la VERDAD” (I Tim. 3:15). Al final, ninguna otra definición, inventada por los hombres, es aceptable. Esta definición de la Iglesia que Cristo edificó nos guiará a través del resto de este folleto. La Iglesia de Dios tiene y enseña “la verdad”.

Hemos mencionado cómo las iglesias de este mundo están en confusión, divididas por interminables desacuerdos acerca de doctrinas y prácticas. Amos 3:3 pregunta: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” La respuesta es ¡NO!

Las iglesias del mundo no practican el principio de “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4:4), exactamente como está escrito. En cambio, puesto que estas siguen las muchas y distintas tradiciones de los hombres, los interminables desacuerdos separan, dividen y crean más y más iglesias de hombres. Las iglesias generalmente no “andan juntas” porque ellas no están de “acuerdo” —¡Ni entre ellas mismas ni con Dios!

La Iglesia de Dios es diferente. Muchos versículos del Nuevo Testamento muestran que la Iglesia que Cristo edificó está unificada — donde todos sus miembros y congregaciones caminan juntos en completo acuerdo unos con otros, con Dios y con Cristo.

Un punto importante, que demuestra la unidad de la verdadera Iglesia, surge de la misma oración de Cristo en Juan 17, en la noche de su traición. Él oró: “Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad…para que todos sean UNO; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean UNO en NOSOTROS; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean UNO, así como nosotros somos UNO: Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en UNIDAD, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (vers. 19, 21-23).

Estas son declaraciones poderosas. Cristo pretendía que su Iglesia estuviera unificada — una — ¡no menos de lo que estaban unidos Él y su Padre! No hay lugar para desacuerdos en una Iglesia que está así de unida. Estos versículos describen una unidad perfecta a través de la verdad — la misma clase de unidad que el Padre y Cristo disfrutan. Es esta clase de unidad la que les permite a los verdaderos cristianos estar “en” ellos — estar en Cristo y el Padre (ver. 21).

Incluso en el Antiguo Testamento, David fue inspirado a escribir: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en

ARMONÍA!” (Sal. 133:1).

Ahora debemos examinar varios versículos del Nuevo Testamento para ver si, de hecho, esta clase de maravillosa unidad era evidente después de que la Iglesia del Nuevo Testamento se formó. ¿Enseñaron y administraron los verdaderos siervos de Dios esta clase de unidad? Y ¿cómo se consigue esa unidad?

Primero, note este temprano cuadro de la Iglesia de Dios. En el día de Pentecostés, estaban reunidos “unánimes” (Hechos 2:1), cuando la Iglesia del Nuevo Testamento apareció por primera vez, 3,000 personas convertidas fueron bautizadas. Ellas formaron el comienzo de la edificación de la Iglesia de Cristo. La descripción inicial dada fue: “Y perseveraban en la DOCTRINA DE LOS APÓSTOLES, en la COMUNIÓN unos con otros” (Hechos 2:42), y “…todos los que habían creído estaban juntos” (ver. 44) y “…perseverando unánimes cada día…comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (ver. 46). De estos tres versículos, vemos claramente que la Iglesia que Cristo edificó estaba unificada — de acuerdo — respecto a la doctrina. Note el versículo 47: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. En la Iglesia que Cristo guía y dirige, Él es quien le añade — ¡edificándola!

Solamente un cuerpo

El Nuevo Testamento se refiere a la Iglesia de Dios como lo mismo que el Cuerpo de Cristo. Esto introduce extraordinario entendimiento.

En su carta a los Corintios, Pablo registró que la Iglesia tenía muchos miembros separados (hermanos), pero que era como varias partes del cuerpo humano, en el sentido que estos miembros estaban conectados. Estudie cuidadosamente el capitulo 12.

Los versículos 12-14 dicen: “Porque así como el CUERPO ES UNO, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un SOLO CUERPO, así también Cristo. Porque por un solo espíritu fuimos todos bautizados en UN CUERPO…el CUERPO no es un solo miembro, sino muchos”.

Muchos han estado confundidos respecto a lo que esto significa. En otras palabras, ¿qué es exactamente la Iglesia o el Cuerpo de Cristo, dentro del cual alguien ha sido bautizado?

El contexto del capítulo 12 usa la analogía de las manos, los pies, los ojos, las orejas y la boca para mostrar cómo diferentes partes del cuerpo humano están conectadas dentro de la misma persona. Pablo continúa: “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el CUERPO, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el CUERPO? Pero ahora son muchos los miembros, pero el

CUERPO ES UNO SOLO” (vers.18-20).

Entendamos lo que esto significa. El mundo “cristiano” enseña que el Cuerpo de Cristo — la Iglesia de Jesús — consiste de muchas denominaciones, asociaciones o “comunidades de creyentes”, las cuales se cree que están conectadas por el “Espíritu Santo” que obra en los creyentes dondequiera que éstos estén afiliados. (Muchas, muchas fuentes atestiguan este pensamiento). Pero esto es totalmente contrario a lo que la Biblia enseña acerca del Cuerpo de Cristo. Esta idea sustituta — falsa — dice, en efecto, que Cristo y su Cuerpo están divididos en muchos grupos y organizaciones. Veremos que esto no es verdad.

I Corintios 12 no puede ser “espiritualizado” con razonamientos humanos. Aquí no se describe un cuerpo “espiritual”, amorfo y desconectado de personas y organizaciones en desacuerdo a lo largo de la cristiandad profesa. ¡Cualquier pie, ojo u oreja que es quitado de un cuerpo humano muere! Ninguna parte cortada del cuerpo puede vivir por mucho tiempo sin el suplemento de la sangre y sin los tejidos conectivos necesarios para asegurarla al cuerpo. Dios creó el cuerpo humano, así que Él obviamente entiende la analogía que Él inspiró.

Para más prueba respecto al significado de cuerpo, considere dos escrituras adicionales, escritas a dos congregaciones separadas bajo el liderazgo de Pablo.

Note su declaración a la congregación Colosense: “Y Él (Cristo) es la cabeza del CUERPO que es la iglesia” (1:18). Ahora observe su instrucción a la congregación de Éfeso. Hablando de lo que Dios puso bajo el control de Cristo, Pablo escribió: “…y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es SU CUERPO” (1:22-23). ¡La definición bíblica del Cuerpo de Cristo es la Iglesia! Ambos son lo mismo.

En el capítulo 4 de Efesios, Pablo amonestó a los hermanos a ser: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo (Iglesia), y UN Espíritu, como fuisteis también llamados en UNA misma esperanza de vuestra vocación; UN Señor, UNA fe, UN bautismo,

UN Dios y Padre” (3-6). Nuevamente, no debe haber confusión respecto a la extensa unidad y acuerdo que este versículo le requiere al pueblo de Dios. Recuerde cómo Cristo oró por esta clase de unanimidad y unidad.

Unos pocos versículos después, Pablo describió la importancia de un ministerio fiel, que trabajara activamente con y que enseñara a la Iglesia de Cristo. Lea y entienda cuidadosamente el siguiente pasaje, el cual es extenso e importante: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del CUERPO DE CRISTO, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la VERDAD en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien TODO EL

CUERPO, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (ver. 11-16).

La Iglesia es un tipo del propio Cuerpo de Cristo y, como su Cabeza, Él la gobierna, dirige y edifica, añadiendo a ella diariamente. Estos versículos la describen como UNIFICADA tanto en verdad doctrinal como en amor. (Vea el recuadro más adelante en el folleto para entender cómo trabajan juntos estos dos importantes puntos). Frase tras frase, este pasaje demuestra que toda la Iglesia (“todo el cuerpo” y “todas sus partes”) deben andar juntos en completo acuerdo doctrinal bajo la autoridad de Cristo. Y Él trabaja a través de sus verdaderos ministros para evitar que la Iglesia sea llevada por doquiera hacia “todo viento de doctrina”.

¿Por qué muchos grupos? — ¡Un poco de historia!

Las siguientes dos secciones conforman recuadros relacionados, el primero para ayudar al lector a comprender por qué el supuesto mundo cristiano tiene tantas iglesias diferentes.

La iglesia universal, centrada en Roma, y que enseña la falsa doctrina de la Trinidad, siempre ha enseñado que el Cuerpo de Cristo estuvo compuesto solamente por aquellos dentro de esa iglesia. Aunque la iglesia romana enseñó doctrinas que eran en su mayoría tradiciones de hombres, su entendimiento de que Cristo dirigía un Cuerpo espiritual indiviso y organizado, identificado en una sola iglesia, estaba ampliamente correcto. Su error fue el conectar esta doctrina clave a ellos mismos, en vez de conectarla a la verdadera Iglesia de Dios, guiada por el verdadero Jesucristo (II Cor. 11:4).

Entendamos esto a través de unir varios elementos críticos que clarifican el pensamiento de los reformadores protestantes. Cuando ellos se rebelaron contra Roma, ellos obviamente ya no eran parte de esa iglesia, y así se habían apartado de lo que ellos habían considerado previamente como el único Cuerpo de Cristo. Ellos sabían que Pablo enseñó: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo” y “además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos” (I Cor. 12:13-14).

Toda la cristiandad del mundo puede leer este pasaje, y otros, acerca del Cuerpo de Cristo. Todos estos pasajes tenían que ser reconciliados con el hecho de que ellos ahora habían dejado la iglesia romana y su autoridad. Pero he aquí su problema: Ellos tenían que encontrar una enseñanza compatible con los convertidos y creyentes que según cabe suponer estaban bautizados correctamente, pero ahora dentro de un dividido, competitivo y creciente número de denominaciones que conforman el mundo protestante. Ellos tuvieron que reconciliar la idea de “un Cuerpo de Cristo” con la realidad de cientos de denominaciones protestantes — y otros grupos — de los cuales cada vez aparecían más. Ellos se vieron forzados a concluir que el Cuerpo de Cristo está compuesto de muchas organizaciones, denominaciones, asociaciones, y “comunidades de creyentes”. ¡Pero esto es absolutamente falso!

¿Edificada sobre cuál roca? — ¿Pedro el primer papa?

Cuando los reformadores protestantes rechazaron la autoridad de Roma, ellos simultáneamente estaban rechazando el dominio de los papas sobre la iglesia. También como un inserto, regresemos brevemente a Mateo 16:18 — donde Cristo dijo: “edificaré mi Iglesia” —examinando esta vez su declaración a Pedro.

Leamos primero: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Este versículo es el único fundamento que la teología católica tiene respecto a la supuesta autoridad de los papas, quienes se dice que derivan su autoridad directamente de la supuesta autorización que Cristo le dio a Pedro, y así a sus sucesores en una línea continua desde entonces. Hoy, a más de un billón de católicos, y a sus generaciones, les ha sido enseñado que el pasaje designa a Pedro como el primer papa. El versículo simplemente no dice esto, y el lector necesita entender lo que sí dice — lo que Cristo quiso decir en esta declaración.

El desglosar las importantes palabras griegas que hay en este versículo hace que sea más fácil de entender:

Pedro viene de la palabra griega petros, que significa una pedazo de roca, pero puede ser más grande o más pequeña que una piedra. (Note que la palabra griega para piedra es lithos, que esencialmente significa una roca de tamaño mediano). La palabra griega para Roca es petra, que significa una masa rocosa, usualmente muy grande.

Examinemos y entendamos cuidadosamente. El versículo 13 menciona que Cristo estaba hablando en Cesárea de Filipo. ¡Es relevante que Él eligiera este sitio para hablar de su Iglesia! He aquí por qué.

Esta ciudad está en el norte lejano del Israel actual, cerca de 25 millas al norte de Capernaúm y del mar de Galilea. Ubicada al pie del Monte Hermón, es el lugar en el que se origina una de las tres ramificaciones principales del río Jordán. El área es muy hermosa.

Yo he estado de pie en el punto desde el cual Cristo dio estas palabras. Esto es lo que vi — y lo que cualquiera vería: Inmediatamente encima de donde el río brota desde la base de un risco, está una roca masiva que aflora y domina la topografía. Su presencia se eleva por encima del paisaje. Ninguno de los que estuvo presente al momento en que Cristo habló estas palabras pudo haber creído que Él estaba hablando acerca de edificar su Iglesia sobre Pedro, a quien Él comparó con una roca pequeña. El enorme tamaño físico de la roca que se veía directamente sobre la cabeza de Cristo reforzaba su mensaje de que Él edificaría la Iglesia sobre una roca gigantesca — ÉL MISMO. Esta es, sin duda, la razón por la que Él eligió este escenario para darles sus palabras en Mateo 16:18 a sus discípulos, y a Pedro.

En efecto, Cristo estaba diciendo que Pedro era una roca pequeña. Por otra parte, Jesucristo es una roca grande, nuestro fundamento de la Iglesia que Él edificó. Cristo es claramente distinguido entre los dos. La prueba de que la masa rocosa es Cristo se encuentra en I Corintios 10:4, Efesios 2:20, Mateo 7:24 y 16:13-16.

Entienda que Cristo es la gran Roca sobre la cual está edificada la Iglesia. Este versículo no está diciendo, en lo absoluto, que Pedro sea la masa rocosa o que la Iglesia esté edificada sobre él. I Corintios 3:11 muestra que solamente puede haber un fundamento (Cristo), no dos. Obviamente, esto se aplica al rol de Pedro. Efesios 4:11-12 explica que los apóstoles (Pedro, Pablo, Juan, etc.) estaban en oficios que Cristo estableció para servir a su Iglesia. Colectivamente, con los profetas, ellos forman parte del fundamento de la Iglesia — junto con Cristo (Ef.