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Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni Los evangélicos y católicos

Omar Calero R. | Opinión

Me refiero a los artículos del amigo y hermano Adolfo Miranda escritos en los diarios locales, esperando que el Señor dirija nuestros pensamientos y haga claro en nuestra mente de estos asuntos de tal importancia. Mis artículos no han sido un ataque a la Iglesia católica, ni tampoco es estar contra los católicos, muchos menos por mero afán polémico ni desempolvar cosas del pasado, sino señalar los errores doctrinales que la Iglesia católica como institución ha introducido desde los tiempos de la “conversión” de Constantino.

El hecho de que la Iglesia católica ha cambiado en cuanto a los evangélicos, no significa dejar de señalar bíblicamente estos errores, porque entonces dejaríamos de predicar el evangelio para librar a las personas de la perdición y condenación eterna. Predicar el evangelio es la misión de la Iglesia y de todo creyente. ¿Y para quién? Para todos aquellos que están en la oscuridad, la idolatría, los incrédulos, el paganismo y que desconocen el glorioso evangelio transformador.

Es el mandato de Jesús, y los evangélicos los hemos cumplido al pie de la letra por más de 100 años en Nicaragua, y por esta misma predicación, el catolicismo hizo la guerra a la primera generación de evangélicos. Los tiempos han cambiado. En aquella ocasión era imposible la defensa del evangelio en los medios, que ni aún pagando espacio se nos permitía.

Qué bien que la Iglesia católica ha llegado al convencimiento de la evangelización, pero deseamos que sea la predicación del poder del evangelio que transforma y redime al pecador, especialmente para aquellos que van tras el dios Baco y falsos dioses. Entre los católicos y evangélicos subsisten no pocas, sino muchas diferencias, totalmente bíblicas y doctrinalmente opuestas.

Principiemos por el mandamiento expresado por Jesucristo: “Amarás al Señor tu Dios (no a María ni santos) con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22: 37). Jesús es el que ruega por nosotros y no María por los pecadores. El fundamento de la Iglesia es Cristo, la Roca; no Pedro (Cefas), la piedra. La cabeza de la Iglesia visible o invisible es Cristo, no el papa de Roma. El vicario de Cristo en la tierra es el Espíritu Santo, no el Papa. El único mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo, no María ni los santos.

Los medios de gracias son espirituales y gratis, no cosas materiales, sacramentos, misas, dinero. Nuestra guía es la Biblia y el Espíritu Santo, no es la “Iglesia” y el clero. El propósito de la Iglesia es la salvación de las almas, y no riqueza, poder, política. El objeto de nuestra adoración es Dios y Jesucristo, no imágenes, santos, ni virgen María. Los santos somos todos los redimidos por la sangre de Jesucristo, no aquellos que dependen del Papa o de un cuerpo eclesial.

Los santos estamos llamados a adorar a Dios, no los hombres a los “santos”. El arrepentimiento y la conversión, es decir, el “nuevo nacimiento” es vital para ser miembros de la Iglesia de Jesucristo. La salvación está en Jesucristo, no en la Iglesia católica. Somos miembros de la Iglesia porque somos salvos, no miembros para ser salvos. La verdadera y única Iglesia universal y local de Jesucristo somos los redimidos por El, y no la religión católica, etc., etc.

Con quienes sí tenemos unidad es con las diferentes denominaciones históricas evangélicas a las que nos unen las enseñanzas centrales del cristianismo, y aceptamos los mismos credos y afirmamos las verdades y doctrinas fundamentales de la Biblia. ¿Qué comunión puede haber entre la luz y las tinieblas? Ninguna. Lamentablemente hay “evangélicos” que han embarrado y ensuciado el evangelio, por mal testimonio, por intereses políticos, mezquinos y oportunistas y han preferido la gloria de los hombres, antes que la gloria de Dios; comerciantes que se lucran del evangelio so pretexto de ayudar a los pobres, pero ya ellos tienen su recompensa.

Nuestro modelo a seguir e imitar es Jesús y no un Papa, cardenal o san pastor. ¡Jesucristo es la única esperanza!

ocalero@gmail.com