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Gozosamente hemos iniciado el año de la fe, esperando profundizar y
promover nuestra fe cristiana y nuestro impacto en el mundo de hoy.
Que este año sea un año para recargar las baterías y seguir
evangelizando por todos los medios posibles, especialmente desde
nuestra propia vida.
Bien sabemos que nuestra Iglesia consta de una organización tan
precisa, jerárquica y dinámica que a veces nos es difícil saber cómo se
cuida de la fe en aquellos lugares donde el sacerdote va una o dos
veces al año. ¿Quién acompaña, promueve y anima la fe de esa
porción de la grey? ¿Cuántas serán las comunidades que descanzan
bajo el trabajo humilde y comprometido de cientos y cientos de
Delegados y Delegadas a lo largo y ancho de nuestra América Latina?
Queremos dedicar este espacio para hacer un pequeño homenaje a
nuestros Delegados que con su esfuerzo y dedicación siguen
trabajando por nuestra Iglesia.
Ciertamente el trabajo de los delegados no es fácil. Son líderes
comunitarios y muchas veces cargan sobre sus hombros, no sólo el
trabajo por su familia y por su comunidad eclesial, la mayoría de las
veces son también los líderes comunitarios que llevan a cargo las
mejoras y otros proyectos de su comunidad.
Debemos mucho a estos hermanos ya que gracias a ellos todavía Dios
sigue haciendo su obra en medio de nosotros. El anuncio de la Buena
Nueva cada domingo y custodiar la fe de la comunidad son dos cosas
que nos permiten afirmar que Dios ha estado grande con nosotros. La
respuesta a su vocación y su perseverancia son tan importantes que en
nuestros días siguen siendo muchos los jóvenes que inspirados en tan
hermoso ejemplo dicen querer ser delegados como los de su
comunidad. No solo eso. Muchos delegados son padres de otros
delegados, de catequistas, religiosos, religiosas y sacerdotes.
Gracias a esta noble labor nuestra Iglesia sigue teniendo lo operarios
requeridos para sacar la tarea. Pero oremos por ellos y por los que
gracias a ellos se seguirán acercando al altar del Señor. Roguemos al
dueño de la mies que mande muchos y santos operarios a su mies.
Que así sea.
Delegado, ¡tu vida es misión!